1976 fue un año más tranquilo para Pink Floyd en términos de lanzamientos de álbumes, pero la banda continuó de gira y desarrollando nuevo material. Pasaron gran parte del año en el estudio, trabajando en las canciones que eventualmente formarían parte de su próximo álbum, "Animals". Este período de relativo silencio en el frente público permitió a la banda refinar sus conceptos y explorar nuevas direcciones musicales. La banda continuó tocando en vivo, enfocándose en experimentar con el diseño del escenario y los elementos visuales. El uso innovador de accesorios inflables y elaborados efectos de iluminación contribuyeron a la reputación de la banda de crear experiencias de conciertos inmersivas. Durante este tiempo, la dinámica creativa de Pink Floyd comenzó a cambiar, con Roger Waters asumiendo un papel más central en la dirección conceptual de la banda.