1978 fue un año relativamente tranquilo para Pink Floyd en términos de actividad pública, pero fue un período crítico para su proceso creativo. La banda pasó gran parte del año trabajando en su próximo álbum, "The Wall", que se convertiría en uno de sus proyectos más ambiciosos e icónicos. Durante este tiempo, Roger Waters desarrolló el concepto de "The Wall", basándose en experiencias personales y temas de aislamiento y alienación. Fue también cuando la banda comenzó a trabajar con el productor Bob Ezrin, cuya experiencia en ópera rock y producción teatral jugaría un papel importante en la configuración del sonido del álbum. El enfoque de la banda en la creación de "The Wall" llevó a extensas sesiones de estudio con Roger Waters. tomando un papel protagónico en la composición y conceptualización. El proceso de colaboración entre los miembros de la banda fue a menudo desafiante debido a diferentes visiones creativas, pero el resultado final sería uno de los trabajos más influyentes de Pink Floyd.